miércoles, 20 de febrero de 2008

Hiperpaternidad, hipopaternidad y drogas

Aunque acabo de enviar esto por correo electrónico a más de 300 amigos, quiero dejarlo también en este blog porque quiero pro-ponerlo en público:

Hola, amigos:

Espero que para lo siguiente que voy a decir no esté demasiado hueca mi cabeza. Vengo de una reunión en la que el conocido médico Camilo Uribe, ahora miembro de una organización de la ONU que se encarga del tema de las drogas sicotrópicas y similares, nos daba datos verdaderamente preocupantes ("escalofriantes", podría decirse sin ser exagerados) sobre el avance del consumo, de la producción y del tráfico de estas drogas en todo el mundo y, particularmente, en Colombia. Es grave, muy grave la situación, pero más grave es el hecho de que como nación -menos como Estado y mucho menos como sociedad- no estamos haciendo nada al respecto, salvo unos "pañitos de agua tibia" absolutamente insuficientes y torpes para enfrentar este "flagelo".

No es alarmismo, no es terrorismo, no es extremismo, créanme. No pretendo hacer show sobre esto. Natalia Sringer tituló su columna del lunes en El Tiempo con la palabra "Pornomiseria", que me recuerda el término "Pornografía de la pobreza" que usaba mi amigo Rafael Sandoval hace unos 15 años. En ambos casos se referían Natalia y Rafael al exagerado uso de las fotografías de los pobres y sufrientes con ánimo sensiblero y, sobre todo, hipócrita. Muy útil para lavar conciencias por nuestra pasividad e indiferencia ante el dolor de los demás. Obvio, no se trata de llegar a la situación de Kevin Carter, ese fotógrafo que se suicidó meses después de tomar una de esas fotografías (muchos de ustedes la han visto) en la que un buitre aparece cercano a una famélica niña en un país africano (Sudán): el fotógrafo estuvo 20 minutos esperando que el buitre atacara a la niña ("será una fotografía espectacular", o algo parecido, pensaba, seguramente, Carter) en lugar de espantar al buitre. Se suicidó: no pudo afrontar la pena de este acto miserable suyo. Sin embargo, ese acto tiene tras de sí ese fenómeno de la pornomiseria de muchos de los seres humanos, no hay duda. Culpa compartida.

Entonces, no se trata de hacer show sobre el fenómeno de las "drogas". Complejo fenómeno. Alimentado por muchos factores, indudablemente. Uno de ellos, el del sindrome del logro del "dinero fácil", o del dinero que da poder (lo mismo que pasa con esa cantidad inmensa de dinero que mueven los fabricantes y los traficantes de armas). Pero otro, más del común de los seres humanos comunes, es el de la calidad de la vida, la calidad del amor.

Algo de esto trata una de las columnas de Escepticemia que les envío hoy. La hiperpaternidad, se llama. No digo mucho sobre él, pues Casino lo dice mejor. Solo anoto que este artículo me recuerda otra tesis de otro Sandoval, hermano del anterior, Jorge. "Tenemos que buscar, que enseñar, formas más adecuadas de amar". Bien se sabe que es muy extendido el fenómeno del castigo exagerado a los hijos por parte de padres que lo que pretenden es "educar" a los hijos porque LOS AMAN DE VERDAD (saco de aquí, aclaro, a los salvajes que agreden porque son violentos irremediables, que atacan con odio; esos son otros tipos de padres). Ese fenómeno de la hiperpaternidad, en muchos casos, corresponde a padres convencidos de que eso que hacen -lo que critica Casino- es lo correcto en la educación y en la formación de los hijos.

A la hiperpaternidad se opone, también erróneamente, lo que yo llamaría "hipopaternidad", es decir, el escaso o nulo amor a los hijos.

Ambos fenómenos, la hiper y la hipo -paternidad-, son buenos inductores de la adicción y/o uso inadecuado de "las drogas". Hoy conocí qué es eso del "popper", con lo que se intoxicó el estudiante que está en coma irreversible en el Hospital de Kennedy. Pero también nos contó Camilo Uribe sobre tantas otras formas de "drogarse" de los jóvenes de hoy (ojo: jóvenes de 5 a 70 años, porque todo este rango de edad es el que está comprometido por el fenómeno de la drogadicción -o el nombre técnico que se le quiera poner-). De verdad, es para preocuparse. Pero, preocupados, para comenzar a buscar o profundizar soluciones. Sé que algo se puede hacer. Hablémoslo.

Camilo Uribe presidirá un foro sobre el asunto en abril próximo, al cual espero que podamos asistir muchos de nosotros. Les avisaré oportunamente.

Un abrazo.


http://www.jano.es/jano/ctl_servlet?_f=82&iditem=557
Muchas personas están demasiado educadas para no hablar con la boca llena, pero no se preocupan de hacerlo con la cabeza hueca
Orson Welles


http://www.jano.es/jano/ctl_servlet?_f=82&iditem=555
El día en que el hombre se dé cuenta de sus profundas equivocaciones, se habrá acabado el progreso de la ciencia
Charles Chaplin

Escepticemia
Gonzalo Casino
gcasino@cardiel.net

Hiperpaternidad
15 Feb 2008

Sobre el dirigismo educativo y la importancia del juego
Los fines de semana los campos de fútbol y otros deportes se llenan de padres ansiosos por ver cómo sus hijos triunfan. Cegados por una pasión de padres mal entendida creen ver en sus retoños a futuras estrellas del deporte y les trasladan una presión competitiva exagerada. El deporte está quizá demasiado profesionalizado desde las categorías inferiores, pero hay padres que empeoran la situación desvirtuando los valores del juego y la actividad física inherentes al deporte. Algunos pediatras han alertado del exceso de lesiones por sobreentrenamiento, y no pocos niños acaban aborreciendo por exceso de presión lo que empezó siendo un juego placentero. Aunque menos habitual, también hay padres empeñados en que sus hijos sean grandes músicos, actores o pintores, y que desarrollen a fuerza de cursos una vocación artística que quizá no tienen. Hay, en fin, muchos padres que sobrecargan hasta la extenuación la agenda de sus vástagos con todo tipo de actividades extraescolares para que “triunfen en la vida”, empecinándose en procurarles las mejores guarderías, los mejores colegios, los mejores cursos y lo mejor de lo mejor, sin faltarles de nada y sin reparar lo suficiente en la metas que imponen a sus hijos y en el precio que pueden pagar por este exceso de competitividad. A esta actitud paterna, que se configura ya como una tendencia preocupante, se la ha dado en llamar hyperparenting o hiperpaternidad.

Una de las nefastas consecuencias de la hiperpaternidad es que subvierte una etapa tan fundamental para el desarrollo de una persona como es la infancia. Subvertir la infancia es imponer a los niños valores y modelos de adultos y limitarles el juego, que es su vía natural de expresión y maduración. El juego, como reconocen psicólogos y pediatras, es esencial para el desarrollo porque contribuye al bienestar físico, cognitivo, social y emocional de los niños y adolescentes. La Academia Americana de Pediatría ha subrayado la importancia del juego para el desarrollo del niño en su informe The Importance of Play in Promoting Healthy Child Development and Maintaining Strong Parent-Child Bonds, publicado en enero de 2007 en Pediatrics, en el que alertaba de que el tiempo de juego de los niños se está reduciendo peligrosamente y advertía que imponer a los niños un estilo de vida acelerado es una fuente de ansiedad y estrés que puede conducir incluso a la depresión. El 41% de los niños de 9 a 13 años se sienten estresados siempre o la mayor parte del tiempo, siendo los niños más sobrecargados de actividades los más estresados, según un reciente estudio de KidsHealth. Y hay pediatras que atribuyen el aumento de diagnósticos del trastorno por déficit de atención e hiperactividad a las crecientes exigencias impuestas a los niños. Nadie dijo que el oficio de padres fuera sencillo, pero entre el dirigismo desmedido y la dejación de las funciones educativas hay que encontrar un punto de equilibrio y sensatez. Y no olvidar que los niños y jóvenes necesitan jugar en paz y tener también su tiempo de libre disposición.

sábado, 16 de febrero de 2008

Otra vez, contra la estupidez

Hace unas semanas comenté que mi apoyo a la expresión colectiva proyectada para el 4 de febrero era más contra la estupidez -las estupideces- de nosotros los humanos, más que contra alguien en particular. Mucha gente también decía algo similar, aclarando que no se debía marchar "contra" nada sino "por..."

Con el mismo enfoque, me sumo ahora a las expresiones colectivas que se preparan para el 6 de marzo. Debe ser, ante todo, el recuerdo de tanto dolor que se ha producido a tanta gente, muertos y torturados y a sus familias que los lloran y los extrañan. Y ese recordar es para que, al menos algunos de nosotros, nos "pellizquemos" y entendamos que, insisto, somos algo cómplices de esas estupideces malvadas, perversas. Cómplices porque nada que mejoramos nuestra información, nuestra cultura política para proponer colectivamente mejores opciones, para exigir mayor decencia a aquellos a quienes elegimos o para sustituirlos con mejor gente.

Desde hace años tengo muy claro que los políticos colombianos que elegimos o que se nombran para los altos cargos de gobierno han llegado al primer plano de la política gracias a triquiñuelas, mentiras, corrupción. Inclusive, quienes llegaron al poder blandiendo buenas tesis, como seres humanos que son, es decir, frágiles, terminan corrompiéndose por ese canto de sirenas que produce el poder.

Soy escéptico mayúsculo desde hace tiempo, antes de que Fernando Vallejo abjurara de la colombianidad, al menos de ciertas partes de esa colombianidad, y de que Mauricio Pombo, hace pocas semanas, se declarara escéptico al ver que su última esperanza, la izquierda, también lo defraudara.

Pero el escepticismo del que hablo, ya lo he dicho antes, también, deja un espacio para ese optimismo de la incertidumbre del que nos hablara Howard Zinn. Ese optimismo de que en algún momento algo pase. Y de que eso que pase resulte trayendo algo bueno o muy bueno, al menos por un tiempo. Pero eso se hace más posible si se crean las circunstancias para que ocurra. No por generación totalmente espontánea. Y una forma clara de propiciar esas circunstancias es mejorar nuestra información y nuestra cultura, en todos los ámbitos, no solo en cuanto a la política sino en, por ejemplo, lo científico, lo cultural, lo social, etc. Si no lo intentamos, si no nos lo proponemos, esa complicidad seguirá existiendo. Y lo será peor porque seguiremos diciendo que "somos buenos" (¡¡¡!!!).

Bueno, una muestra más de la estupidez en la que andamos los seres humanos: leamos esta reflexión que nos trae Aníbal Álvarez sobre un hecho que sucedió en Bagdad pero que con actores diferentes y modos diferentes ha ocurrido en Colombia reiteradamente, sin que lo sepamos, entre otras cosas, muchas veces, porque nos ponemos las vendas en los ojos para no verlos.

http://www.jano.es/jano/ctl_servlet?_f=82&iditem=552

Cuando la inocencia es instrumentalizada por el terrorismo

15 Feb 2008

Aníbal Álvarez

El pasado 1 de febrero dos mujeres con el síndrome de Down preparadas por sus verdugos para ser inmoladas volaron por los aires en Bagdad, muriendo y llevándose con ellas a otras 72 personas. El horror de la noticia recorrió el mundo como un escalofrío. Este blog no nació para azuzar políticamente a nadie ni para condenar ideales, ni siquiera aquellos ideales que atrofian los sentimientos y convierten al hombre en lobo para el hombre, sino para abogar por quienes son zarandeados por la vida y solidarizarnos con quienes viven en el extrarradio de la felicidad, con quienes son objeto de injusticias denunciables y, en general, para prestar nuestra voz y nuestro hombro a quienes han sido despojados de todo, y perdonen el tono paternal, casi panfletario e incluso puede que demagógico, de un comentario que, como este, nace de la indignación y el estupor que en la conciencia causan noticias semejantes. Y digo "puede que demagógico", en condicional y no afirmándolo, porque la verdad sólo se convierte en demagogia cuando se hace un uso espurio o torticero de ella, manejándose para llevar el agua a nuestro molino y obtener así algún sucio beneficio.

Nosotros, y porque es verdad lo decimos, no especulamos con la verdad porque nada sucio o deleznable queremos obtener con ella y medrar haciendo un uso demagógico de la verdad se nos antoja despreciable. Nosotros, y a pesar de que pueda resultar pedante lo decimos a boca llena, convertimos la verdad en un arma cargada de razones éticas y morales para defender aquello que creemos defendible. Dicho esto déjenme agregar que aunque este blog no nació para azuzar políticamente a nadie, ni para fustigar o condenar un terrorismo que con la atrocidad y aberración de sus miserables actos se condena a sí mismo y que se nutre del odio y el fanatismo para extender el miedo y la ponzoña ideológica de quienes quieren construir el paraíso destruyendo el paraíso de quienes no piensan ni sienten como ellos, hoy hemos cogido la pluma para clamar contra la maldad de ese salto "cualitativo" dado por el terrorismo internacional en Irak. Porque convertir en bombas ambulantes a dos pobres mujeres con el síndrome de Down nos parece un acto perverso que tiene como antecedente siniestro a un niño, también con el síndrome de Down, muerto en 2005 en nombre de un dios iracundo o de una ideología tan perversa que se ha olvidado de que existe la piedad. Y como semejante barbarie nos parece que es el no va más allá de la maldad humana, nos preguntamos qué causa política, o religiosa, es la que enturbia tanto la razón y los sentimientos como para conducir a las personas a una perversión tan atroz de las emociones. Y como sabemos que no es posible obtener una respuesta que nos explique lo inexplicable, con este blog le rendimos el tributo de nuestra solidaridad a esos dos ángeles exterminadores –ángeles, ellas sí- inmoladas para satisfacer la causa "sagrada" de un terrorismo para el que la religión y la política son líneas perpendiculares que convergen en el plano siniestro de una geometría de muerte.